La Construcción de los Órganos Tubulares de Oaxaca
Favor de consultar el Glosario sobre las definiciones de los componentes de los órganos, Cómo funcionan que incluye dibujos esquemáticos de la mecánica de los órganos, Lista cronológica donde se expone la tipología y las grupos en los que se clasifican los órganos, Conservación para conocer acerca de los factores de riesgo que pueden dañar los instrumentos Historia sobre los antecedentes generales de los instrumentos.
San Mateo Yucucuí, 1743: órgano no restaurado; renovado en el siglo XIX.
Este panorama sobre la construcción de los órganos tubulares, tiene como objetivo explicar de forma sistemática y accesible la manera en cómo el arte de la fabricación de órganos (organería) se manifestó en los 72 órganos existentes en el estado de Oaxaca. Cerca de un 80% probablemente fueron construidos por oaxaqueños y presentan características regionales particulares. El 20% restante, fabricados principalmente por organeros poblanos, resalta la diferencia entre las dos tradiciones de construcción. Para facilitar la comprensión de cada aspecto de la mecánica de estos instrumentos, el texto está acompañado por fotografías sin las cuales sería muy dificil para aquellos que no tienen alguna relación con el mundo de estos instrumentos musicales, imaginar el complejo funcionamiento interno de un órgano tubular. A través del conocimiento general de estos instrumentos, se busca reconocer la participación relativamente breve de Oaxaca en la historia de la organería, que dio como resultado instrumentos extraordinarios, y se espera que aumente el respeto y la admiración por la profesión de organero y por los órganos tubulares en si mismos. Incluso bajo los estándares actuales, son considerados como una maravilla de la ingeniería.
UNA VISIÓN DE LA ORGANERÍA EN OAXACA
Los 72 órganos tubulares existentes en el estado de Oaxaca abarcan casi dos siglos.
Aproximadamente la mitad de los instrumentos data del siglo XVIII, principalmente de la primera mitad, mientras que la gran mayoría de los órganos registrados en otros estados del país fueron construidos entre los siglos XIX y XX. El órgano registrado con la fecha más temprana se encuentra en Santa María Tiltepec (1703), mientras que el último órgano construido en Oaxaca es el de Santa Cruz Amilpas (1884). Cabe señalar que El último órgano dentro del territorio del estado de Oaxaca fue construido en Puebla corresponde al de Santo Domingo Tepelmeme (1891). Sin embargo, es muy probable que existieran talleres de organería en Oaxaca desde principios del siglo XVII, lo que nos lleva a concluir que las actividades relacionadas con la construcción de órganos abarcaron casi 300 años.
Sin embargo, la colección de órganos que se conserva actualmente representa solo una fracción del número total de instrumentos construidos, tocados y escuchados desde mediados del siglo XVI, que con el tiempo se deterioraron y finalmente desaparecieron. Muchos de los instrumentos existentes son simplemente los últimos de una serie que fue sujeta de reemplazos y modificaciones. Los órganos más antiguos de Oaxaca, a menudo ubicados en comunidades remotas, constituyen una ventana al pasado, ya que fueron poco alterados o modernizados
Los órganos de Oaxaca fueron diseñados para resistir movimientos sísmicos.
En Oaxaca los sismos fueron y siguen siendo un riesgo constante, por lo que las iglesias son generalmente bajas y anchas con muros gruesos. Los órganos fueron diseñados de manera similar para brindarles estabilidad, ya sea que se colocasen sobre mesas o que contaran con una caja inferior generalmente tan ancha como la superior. Solían ser pequeños incluso los de las iglesias más importantes en donde los órganos de mayor tamaño eran instrumentos de 8´ (pies). No existen órganos de 16´ en Oaxaca y en México solo se construyeron unos pocos para las catedrales más importantes: en la Ciudad de México, Guadalajara, Puebla y Morelia. Las actividades de reparación y reconstrucción de las iglesias, siempre acompañadas del sonido de los martillos y otras herramientas, y la continua presencia de andamios, han alternado, a lo largo de los siglos, con las benditas pausas antes del siguiente temblor, situación que continúa hasta nuestros días.
Los órganos nuevos o renovados reflejaban las necesidades, deseos y presupuestos particulares de sus comunidades.
La construcción de órganos nuevos generalmente se financiaba a través de donativos de la propia comunidad recolectados por las cofradías de la iglesia en colaboración con los frailes dominicos, o procedían de patronos acaudalados. Entonces, como ahora, las autoridades pertinentes evaluaban el espacio designado para determinar el tamaño del órgano, el sonido y la apariencia deseados considerando el presupuesto asignado. Los organeros probablemente ofrecían modelos estándar que tenían en el taller y que podían modificarse, si así se deseaba.
También es probable que la pobladores del lugar recordaran haber visto u oído un órgano que los entusiasmó y hayan decidido que su iglesia debería tener uno igual. Por ejemplo, el contrato para la construcción del nuevo órgano para el vasto espacio de la iglesia de Santa Catarina Ixtepeji estipulaba que debía ser exactamente igual al del templo de Santo Domingo de la ciudad de Oaxaca, incluía la lista de registros, las medidas y demás especificaciones. El contrato del órgano de Santa María Reoloteca Tehuantepec también cita un modelo, el órgano de Santa María Marquesado, pero especifica que deberá tener “un sonido más refinado”. Ninguno de los tres instrumentos existe actualmente, pero sabemos de ellos gracias a los contratos conservados. Varios órganos en Oaxaca parecen ser únicos en su tipo, por ejemplo el de Santa María Tiltepec. A la fecha no se sabe si alguna vez formó parte de un grupo de instrumentos similares.
El lujoso mobiliario de las iglesias reflejaba poder y riqueza, de modo que, si se contaba con un órgano nuevo y grandioso, las demás iglesias lo notarían y harían lo propio para no quedarse atrás. Varios órganos nuevos de gran importancia se construyeron en la misma época: el de la Catedral de Oaxaca en 1712 y el de La Soledad en 1719 (ambos en la ciudad de Oaxaca), presumiblemente el de Yanhuitlán, basándose en similitudes decorativas con el de La Soledad y el órgano de Santo Domingo de Guzmán. El órgano de Yanhuitlán, ubicado en la sede dominica de la Mixteca Alta, es considerado como el órgano existente más grandioso. Pudo haberse construido en la década de 1720 coincidiendo con la fabricación de los nuevos órganos de la ciudad o anteriormente. Este período refleja una intensa actividad de reconstrucción después de los devastadores sismos de 1696, que se extendieron hasta el siglo XVIII temprano. Las comunidades más pequeñas también pudieron haber competido entre sí, y un nuevo órgano en la iglesia de un pueblo vecino pudo haber estimulado el interés por encargar un instrumento similar o, de ser posible, uno de mayor tamaño.
Durante el siglo XIX, se siguieron construyendo órganos, aunque a un ritmo más pausado. La agitación política, las leyes de Reforma de la década de 1850 y la invención de tintes químicos que sustituyeron a la cochinilla afectaron la economía y los recursos disponibles para la construcción de nuevos órganos. Como alternativa, las cofradías compraron órganos usados de otras iglesias o de los talleres de organeros que los renovaban y los revendían como se hace ahora con los autos usados. El órgano de Santa María Suchixtlán, ahora en pedazos, era un instrumento antiguo que un organero local adquirió de una iglesia desconocida, lo restauró y lo vendió a la comunidad en 1886. La comunidad de San Antonino el Alto adquirió en 1864 un instrumento usado con características propias de principios del siglo XIX; se le agregó un registro al secreto y se agrandó la caja para acomodarlo. La iglesia de San Pedro Quilitongo compró un órgano desproporcionadamente grande para su coro de otra iglesia dedicada también a San Pedro. El órgano de Santiago Ixtaltepec (1730), pintado con santos jesuitas, fue donado o vendido a la comunidad después de que la orden fue exiliada de México en 1767 coincidiendo con la dispersión del mobiliario de sus iglesias.
LA CAJA
Las cajas están diseñadas para acomodar los tubos y el secreto de la manera más eficiente posible.
Los órganos monumentales se construían para los templos de mayor importancia que contaban con un financiamiento asegurado. Sus cajas eran lo suficientemente anchas y altas como para dejar a la vista todo el registro principal, el flautado mayor, e incluso parte de la octava o la quincena a lo largo de la fachada. Sin embargo, la mayoría de los órganos se tuvieron que adaptar a una arquitectura no tan imponente. Eran relativamente pequeños, anchos en la base y no demasiado altos para resistir un sismo o poder caber en un coro con un techo bajo. Como sus presupuestos eran generalmente limitados, los organeros se enfrentaron al desafío de producir instrumentos con las cajas lo más compactas posibles, para albergar los tubos y el secreto.
El secreto determinaba el ancho de la caja, mientras que la extensión del teclado y la disposición de los tubos determinaban el ancho del secreto. Dependiendo del diseño de la fachada, los tubos se colocaban apretadamente o de manera más extendida si había espacio adicional dentro de la caja. La profundidad de la caja la determina el número de registros requeridos para lograr el sonido deseado.
Los órganos de Oaxaca se clasifican según tres tamaños estándares.
Esta clasificación se basa en la altura del tubo principal más alto considerando su longitud desde la parte cilíndrica que arranca debajo de la boca, hasta la parte superior, que generalmente corresponde al tubo central de la fachada. Los órganos varían en tamaño: órganos fijos (o estacionarios) de 8´ pies (2.44 m), órganos fijos o de mesa de 4´ pies (1.22 m) y órganos de mesa de 2´ pies (0.61 m). Sus cajas están diseñadas para acomodar todos los tubos, tanto en número como en altura.
Los tubos más altos con el tono más grave solían ser de madera, de forma cuadrada y tapados en la parte superior. En un órgano grande, hasta ocho tubos de madera podían caber perfectamente detrás de la hilera de tubos de la fachada. Los tubos tapados pueden producir un sonido equivalente al de un tubo abierto, pero con la mitad de su longitud. Por lo tanto, si los tubos más grandes estaban hechos de madera en lugar de metal, la caja podía ser más baja y el costo general se reducía. En ocasiones, los tubos más altos hechos de metal sobresalían por arriba de la altura de la caja.
En la fachada, el tubo de metal mas alto suena como un DO (bajo) en un órgano de 8´ o como un do (tenor) en uno de 4´, y su altura completa sería visualmente evidente. Sin embargo, si la octava más baja o parte de ella se formara por tubos de madera tapados, con solo la mitad de altura y por lo tanto oculta dentro de la caja, el tubo de metal más alto de la fachada sería proporcionadamente más corto, con un sonido de SOL, por ejemplo, en un órgano de 8´ (si contara con cuatro tubos de madera en el caso de un teclado con octava corta, y siete si es un teclado cromático), o sol en un órgano de 4´ (cuatro tubos de madera con una octava corta). En los casos en donde el órgano incluye tubos de madera tapados, el tubo de metal central no sirve como referencia para medir los pies.
Órgano de mesa de 4´, San Andrés Zautla: El órgano y los fuelles ocupan dos mesas.
Órgano de mesa de 2´, Santiago Ixtaltepec donde los fuelles están en una mesa.
Órgano monumental de 8´, Santo Domingo Yanhuitlán: El flautado mayor se extiende a lo largo de la fachada. El tubo más alto suena DO.
Órgano fijo de 4´, San Jerónimo Tlacochahuaya: El tubo más alto suena do.
Las cajas superiores de los órganos fijos de 4´ y 8´ se dividían en tres o cinco secciones o torres con perfiles circulares, planos o triangulares.
Los tubos se disponían diatónicamente (es decir, alternando derecha-izquierda-derecha, etc.) en cada sección de la caja para lograr una simetría visual y para mezclar el sonido. El número de tubos en la torre central siempre era impar, normalmente cinco y a veces siete, y se colocaban alrededor del tubo central más grande: 5 3 1 2 4. Las torres laterales a cada lado de la torre central siempre se colocaban en imagen especular. En las torres de base semicircular o en punta, se disponían en forma de pirámide. El número de tubos en las torres de base recta podía ser impar o par y normalmente estaban en orden ascendente o descendente desde el centro hasta la orilla. El espacio abierto resultante se rellenaba con celosías decorativas talladas.
Las pequeñas torres que sobresalen de los lados de la caja podían tener o no tubos cantantes. Si bien eran puramente decorativos, los tubos canónigos (sin voz o mudos) se hacían de madera y se pintaban de color plateado para combinar con los demás. Los órganos de la Catedral de Oaxaca y Yanhuitlán son excepcionales ya que cuentan con siete torres; ambos tienen tubos canónigos en las secciones superiores de las torres de base plana.
San Miguel Tlalixtac: los tubos de madera del flautado mayor estaban ocultos detrás de los siete tubos faltantes del centro de la fachada.
La mayoría de los órganos fijos tenían tres torres y todos o la mayoría de los tubos principales de la mano izquierda se exhibían a lo largo de la fachada del órgano. Si el órgano tuviera un registro de clarín, los tubos de la mano izquierda (bajoncillo) o la hilera entera podría estar visible. Una disposición de 8-5-8 en tres torres cubriría las 21 notas. Sin embargo, el rango a menudo se acortaba porque la caja no era lo suficientemente ancha. Los tubos más pequeños se colocaban entonces dentro del órgano, justo detrás de la fachada, en tapas desplazadas. Estas distribuciones podían ser 6-5-6 con 17 tubos al frente y cuatro en el interior, o 7-5-7 o 6-7-6 con 19 al frente y dos en el interior. El órgano de San Matías Jalatlaco tiene un teclado de 56 notas con un bajo cromático, y los tubos de fachada están distribuidos 9-5-9, con 23 tubos al frente y dos en el interior, para cubrir un total de 25 tubos del lado izquierdo. El desplazamiento de algunos tubos de la fachada fue otra estrategia utilizada para mantener la caja lo más compacta posible.
Los tubos de fachada de los órganos de mesa de 4´ estaban dispuestos diatónicamente en tres secciones. La mayoría de los órganos de mesa tenían puertas frontales que protegían los tubos de fachada. Su forma cubría la sección central mas alta de los órganos de 4´. Las puertas de los órganos de 2´ eran rectangulares y cuando se abrían dejaban a la vista toda la tubería.
La mayoría de las cajas de los órganos en Oaxaca se construyeron con madera de pino.
Se prefería el corazón del pino (ayacahuite), pero el daño por carcoma era y sigue siendo un riesgo constante, dependiendo de la ubicación del órgano. La caja se construía generalmente en el lugar y algunos contratos estipulaban que la comunidad era la responsable de suministrar la madera. En general, las cajas de los órganos presentan buenas condiciones de conservación, sin embargo, en ocasiones algunas de sus partes, como tablones o molduras, fueron hechos con madera de un pino más poroso que suele ser fuertemente atacado por la carcoma. La carcoma penetra la madera desde el suelo y sube buscando la madera porosa, por lo que la caja inferior puede estar arruinada mientras que la caja superior permanece en excelentes condiciones. La madera de cedro resiste el ataque de la carcoma, por lo que las cajas hechas de cedro se conservan muy bien, pero es una madera cara y en ocasiones la comunidad no la podía costear.
Santa Cruz Amilpas 1884
La estructura del secreto y sus tapas generalmente se hacían de pino, mientras que las correderas y ventillas se hacían de cedro o en ocasiones, de ayacahuite (la parte más dura del pino), para evitar que el daño o la deformación de estos pequeños y críticos componentes pusiera en peligro el funcionamiento de todo el mecanismo. Hasta mediados del siglo XIX los órganos se ensamblaban con clavos de hierro de cabezas redondas o cuadradas forjados a mano. Posteriormente, se empezaron a utilizar clavos y tornillos industriales. La presencia de los dos tipos de clavos indica una intervención más reciente.
Las caderas presentes en los costados de la caja inferior son características de los órganos o sus cajas construidos en Oaxaca.
Las protuberancias redondeadas parecen haber sido una característica de identificación intencional de los órganos construidos en Oaxaca. Las caderas crean un inusual perfil en la caja que contrasta con los costados relativamente rectos de la mayoría de los órganos construidos en México o en el extranjero. Ya están presentes en los órganos de principios del siglo XVIII como el de Tiltepec, la Basílica de la Soledad y Yanhuitlán pero su origen quizá se remonte al siglo XVII o incluso antes. Cabe preguntarse si el órgano fijo construido por Agustín de Santiago en 1569 para la Catedral de Oaxaca tendría caderas. ¿Por qué se incorporó ese detalle de construcción practicamente a todas las cajas de órganos construidos en Oaxaca a lo largo de los siglos? Quizás las caderas se originaron como un detalle a capricho de un constructor de cajas inspirado en el “relleno” entre una caja superior más ancha y una inferior más angosta; con el tiempo se pusieron de moda y acabaron generalizándose.
Las caderas varían en tamaño y forma, y su perfil curvo suaviza las líneas rectas del órgano. Algunas forman parte de la estructura de la misma caja, mientras que otras están adheridas a los costados. Además de otorgar mayor anchura al órgano y darle un aspecto más imponente, también podrían haber proporcionado un peso adicional al instrumento para darle mayor estabilidad durante un sismo. Incluso si el organero responsable de la mecánica viniera de Puebla o de otro lugar, el carpintero asociado con el proyecto se habría visto obligado a añadir caderas al diseño de la caja. Las caderas aparecen ocasionalmente en órganos europeos pero siempre como un elemento decorativo ocasional.
Ejutla. Contorno de la cadera repetida
en la fachada
Tlacolula (1792)
Coixtlahuaca (1876)
Los órganos de mesa pequeños eran muy convenientes para las iglesias pequeñas durante el siglo XVIII.
En este estudio, el término órgano de mesa de 2´, se utiliza para describir lo que comúnmente se conoce como "órgano procesional". Estos pequeños órganos fueron los primeros en llegar a la Nueva España después de la Conquista. Se llevaban en procesiones como parte de las labores misioneras durante los siglos XVI y XVII. Para el siglo XVIII, ya se ubicaron en posiciones fijas en los coros, en tribunas laterales adjuntas al coro o en áreas designadas dentro de la iglesia y ya no se movían. A veces se usa el término "realejo", un término español para designar un órgano portátil, así como se utiliza el término "baldaquín" en referencia a la parte superior curva y desmontable de la caja que recuerda un dosel decorativo sobre un trono o altar. El término “órgano procesional” puede describir adecuadamente la apariencia del instrumento de acuerdo con los modelos europeos, pero no su uso. Las palabras “sismo” y “evangelización” son claves para distinguir el contexto mexicano del europeo. En lugar de relacionar un tipo de órgano con otro utilizando una terminología compartida, las descripciones genéricas, órganos de mesa de 2´ y 4´, han resultado ser más precisas.
Un grupo de seis instrumentos similares construidos entre 1720 y 1730 sugiere que este tipo de órgano podría haber sido común en la región de la Mixteca Alta en el siglo XVIII o antes y pudieron parecerse a sus predecesores del siglo XVI. En la región de los Valles Centrales, alrededor de la ciudad de Oaxaca, no aparecen instrumentos de este tipo. De manera general, estos órganos tenían de cuatro a seis registros que incluían accesorios de pajaritos y tambor y su tono agudo permitía acompañar adecuadamente los himnos y los cantos. Sus cajas siempre estaban pintadas, a veces lujosamente, y a menudo se conservaron como cajas de almacenamiento decoradas cuando se dejaron de usar.
Esto podría haber sido el caso del órgano de 2´ de San Lucas Quiavini (hoy desaparecido), la única excepción en la región de los Valles Centrales. Su secreto deteriorado y recientemente perdido parece haber pertenecido a un órgano de mesa de 2´ (habría sido el octavo del grupo); tal vez la caja decorada se conserve en algún lugar. El séptimo órgano de 2´ es más pequeño que los demás y sólo tiene dos registros: un principal de 2´ y una flauta tapada de 4´ (bardón). Fue encargado para la estrecha tribuna de la capilla barroca de Santa María Asunción Tlacolula y también parece haber sido construido en el siglo XVIII temprano. Actualmente varios órganos de 2´ sobreviven en museos europeos, mientras que en Oaxaca y la mayor parte de México, los existentes se encuentran dentro de iglesias.
Santa María Natividad Tamazulapan: restaurado en 1996, se encuentra en una pequeña tribuna debajo del coro.
Santiago Tlazoyaltepec (1724): visible en el rincón del coro, con acceso por una escalera; la pintura es original.
San Pedro Cholula: pintado de rojo en el siglo XX, resaltando su perfil
Santiago Ixtaltepec (1730): pintado con imágenes de santos jesuitas, reconstruido al estilo antiguo, 1872.
Santa María Asunción Tlacolula: órgano de mesa pequeño, imágenes religiosas (¿?) en las puertas raspadas.
San Juan Bautista Coixtlahuaca: imágenes de santos finamente pintadas, preservado como mueble bonito.
San Andrés Nuxiño: decoración rústica, fuelles reconstruidos en el siglo XX.
Siete órganos de mesa de 4´ son versiones de mayor tamaño que los órganos pequeños de 2´.
Estos órganos tienen su origen en Oaxaca a mediados del siglo XVIII. Combinan la disposición mecánica de los pequeños órganos de mesa con el tamaño, peso y diseño de la fachada de los órganos fijos de 4´. La organera Susan Tattershall se refiere a estos órganos como "híbridos". Parecen ser una manifestación claramente regional. Posiblemente solo existan dos instrumentos de este tipo en Tlaxcala y uno en la colección del Castillo de Chapultepec, ubicado actualmente en el Museo de las Culturas de Oaxaca dentro del ex convento de Santo Domingo. Estos órganos son demasiado pesados, solo se han movido para protegerlos de las goteras del techo o durante una reparación del templo.
Los órganos de San Andrés Zautla, San Pedro Quiatoni y San Pedro Mártir Yucuxaco son casi idénticos en su construcción original a pesar de que la construcción de órganos en Oaxaca no estaba estandarizada en el siglo XVIII, mientras que los otros cuatro instrumentos de esta categoría: Santiago Guevea, Santa María Peñoles, San Andrés Huayapam y San Miguel del Valle, son únicos e incluso un poco extraños. La caja del órgano de Peñoles mide 2.55m/8.5 pies de alto y el teclado del órgano de Guevea se encuentra en la parte posterior de la fachada (véase “Los órganos nos siguen sorprendiéndonos” a continuación).
Los órganos se ubicaban sobre una o dos mesas bajas (aproximadamente 65 cm de alto), la segunda mesa es para los fuelles colocados detrás. Las mesas tenían que ser lo suficientemente fuertes para soportar el mayor peso de los tubos de 4´ abiertos y, a menudo, de 8´tapados. Es posible que se haya dado el caso en el que los tubos y el mecanismo eran demasiado pesados para una mesa y requirieron de una base más sólida construida sobre el piso. Usualmente los órganos de mesa estaban decorados con imágenes o símbolos religiosos y servían como el órgano principal en una iglesia pequeña. Algunos se colocaron inicialmente en la planta principal de la iglesia y luego se trasladaron al coro recién construido. Otros se retiraron del antiguo coro cuando se construyó el nuevo con un techo más bajo.
Narra un organista de Quiatoni que en su juventud tocaba el órgano de un pueblo mixe vecino que, según describe, sonaba igual al órgano de mesa de 4´ de Quiatoni. Lamentablemente, las autoridades locales lo destruyeron hace décadas con la justificación habitual de que “ya no funcionaba”. La ubicación de este pueblo es muy remota y es sorprendente pensar que allí hubiera un órgano.
Quiatoni (1729)
Zautla (1726)
Guevea (1745)
Yucuxaco (1740)
Peñoles (ca. 1750)
San Miguel del Valle (ca. 1800)
Huayapam (1772)
Los órganos de mesa de 4´ de Tequixtepec y Concepción Buenavista son muy parecidos a los del área de Puebla/Tlaxcala y tienen un aspecto completamente diferente al de los órganos de Oaxaca (véase la Mecánica del teclado a continuación). Después de 1800, todos los órganos de Oaxaca fueron fijos, las iglesias tenían comunidades más estables y numerosas. Los órganos de mesa ya no eran útiles y se habrán considerado obsoletos durante el período neoclásico.
Los órganos construidos parcial o totalmente en Puebla se importaron a las comunidades del norte de Oaxaca.
El transporte de los órganos y sus partes desde la ciudad de Puebla a través de terrenos relativamente planos, era menos complicado que a través de la ruta montañosa que lleva a la ciudad de Oaxaca u otros puntos de la Mixteca Alta. Además, los talleres de construcción de órganos en las regiones urbanas del norte estaban mas avanzados. La mayoría de los órganos de Puebla que llegaron a Oaxaca parecen haber sido construidos en el taller de organería de la familia Castro, con base en su similitud de estilo con los órganos Castro fabricados en Puebla en el mismo período.
Hasta alrededor de 1850 las cajas de los órganos que se traían de Puebla se construían en las propias comunidades de Oaxaca para acomodar las piezas interiores importadas. Dentro de un grupo de instrumentos que pudo ser muy numeroso, se conservan cuatro órganos que se identifican por tener un perfil curvo distintivo sobre las torres planas. La torre central está adornada con una celosía redondeada y un remate elaborado. La caja inferior, sin las caderas, es ligeramente más estrecha que la superior. Sin embargo, todos estos órganos tienen caderas; su incorporación a la caja parece haber sido obligatoria para todo órgano destinado a comunidades en territorio oaxaqueño ya que no formaba parte de la tradición poblana.
Santo Domingo Nuxaá (1809)
Desde mediados del siglo XIX el transporte y la comunicación habían mejorado, de modo que todas las partes del órgano, incluyendo la caja desmontada construida en el taller Castro, podía transportarse desde Puebla. Los costados de estas cajas eran rectos con ausencia de las caderas oaxaqueñas y su decoración neoclásica más que barroca, era comparativamente más austera. Paneles rectangulares con casetones adornan toda la caja, mientras que celosías de madera con enrejados o perforaciones simétricas aparecen en los costados y la parte posterior para mejorar la acústica y mezclar el sonido. Esta innovación se incorporó hacia el final del periodo de construcción de órganos en Oaxaca (Coixtlahuaca 1876, San Antonino el Alto en estilo rudimentario 1864). Los Estos órganos Castro se encuentran entre los de construcción más reciente en el estado y datan de 1852 a 1891. El órgano de Santiago Tamazola es un ejemplo típico. El órgano más antiguo de Santiago Chazumba es una excepción y contrasta con las tres fotos de abajo. Parece haber sido construido en su totalidad en Puebla, incluida la caja sin caderas, justo al otro lado de la frontera estatal.
Tamazola (1888)
Chazumba (ca. 1800)
MECÁNICA DE NOTAS
Hasta 1840, los teclados de los órganos hechos en Oaxaca estaban conformados por 45 notas con una octava corta.
Antes de esta fecha, la octava más grave del teclado no era cromática ya que estaba recortada por la omisión de las notas DO#, RE#, FA# y SOL#. Para el ojo moderno, es como si el teclado comenzara en MI en lugar de DO. Sin embargo, el MI corresponde a DO, el FA# a RE y el SOL# a MI. La octava corta sacrificaba las notas graves no utilizadas en la liturgia lo que constituía una ventaja económica tanto en el tamaño (ancho del teclado y de la caja) como de los componentes del instrumento (cuerdas y tubos añadidos).
El primer órgano con un teclado cromático extendido fue construido por José Domingo Martínez (miembro de la dinastía de organeros de apellido Martínez) que fabricó para la iglesia de Santa María Natividad Tamazulapan en 1840. Tenía 54 notas, DO-fa’’’ , sin una octava corta. Dos órganos construidos en Puebla aparecieron en Oaxaca justo antes de esta fecha con teclados de 49 notas, DO-do’’’ (Teotitlán de Flores Magón y Huautla).
Yucucui (1743): teclado de 45 notas con una octava corta; las naturales son de cedro con chapas de naranjillo, los sostenidos son de ébano.
Zaachila: teclado cromático de 56 notas, las naturales son de pino ayacahuite con chapas de hueso, los sostenidos de nogal.
Los organeros eliminaron la octava corta agregando las cuatro notas más graves del teclado: DO, DO#, RE, RE#, y no agregaron más notas al tiple. Durante la segunda mitad del siglo XIX, los órganos procedentes de Puebla presentes en las comunidades oaxaqueñas cercanas a la frontera estatal tenían teclados de 53 notas (DO-mi’’’) o 54 notas (DO-fa’’’), mientras que los de Oaxaca casi siempre tuvieron 56 (DO-sol’’’). Con la eliminación de la octava corta, los organistas pudieron tocar un repertorio más variado.
En los órganos fijos, las varillas suspendidas conectan las teclas al arca de ventillas del secreto
El arca de ventillas (o caja de válvulas) es un compartimento que se ubica en la base del secreto y contiene una hilera de ventillas de madera. Está herméticamente sellado para mantener la presión del viento y puede tener hasta cinco divisiones, cada una con una tapa de acceso. Una varilla delgada de madera se engancha al extremo de cada tecla y la conecta a su ventilla correspondiente en la parte superior. Cuando se presiona una tecla, la varilla tira de la ventilla y la abre permitiendo que el aire fluya hacia los tubos correspondientes. Dado que el secreto es más ancho que el teclado, las varillas tienen que extenderse hacia los lados para alcanzar las ventillas. Sin embargo, la mecánica de varillas suspendidas directas se limitaba a secretos de dimensiones medianas.
En los órganos grandes, el movimiento generado por la tracción de las teclas se transmite hacia los lados mediante un tablero de reducción (en referencia a la reducción del ancho del secreto al ancho del teclado). Cada tecla está conectada a un molinete giratorio en posición horizontal que transmite el movimiento lateralmente y luego hacia arriba, al arca de ventillas. Este tablero permite transmitir la acción de las teclas de una manera que resulta imposible para una mecánica suspendida directa y le permite conectar el teclado a un secreto más grande con más tubos. El tablero de reducción puede mirar hacia adelante, hacia el organista, o hacia atrás, hacia el interior del órgano.
El tamaño de las ventillas de los órganos mas antiguos variaban poco en su ancho, tanto en las notas bajas como en las agudas. Sin embargo, a finales del siglo XVIII, los anchos de las ventillas eran visiblemente diferentes, a menudo de tres tamaños, siendo las más anchas las correspondientes a los tubos más grandes. Las ventillas podían estar numeradas o no. En los órganos fijos, el arca de ventillas del secreto se ubica arriba del teclado, justo debajo de los tubos. Con pocas excepciones, las varillas de los órganos de Oaxaca son redondas, mientras que en los órganos de Puebla son rectangulares.
Yucucuí: teclado de 56 notas, mecánica suspendida con un tablero de reducción (mirando hacia el interior del órgano)
Tlacochahuaya: teclado de 45 notas, mecánica suspendida directa
Arca de ventillas con tres secciones.
Las varillas conectan las teclas al arca de ventillas.
Tiltepec: las teclas están conectadas a las varillas
Los ganchos de las varillas bajan las ventillas.
En los órganos de mesa, el arca de ventillas se ubica debajo del teclado.
El mecanismo que transmite el movimiento de la tecla al arca de ventillas se llama tracción de empuje. Las palancas o varillas horizontales, equivalentes a las verticales en los órganos fijos, se despliegan en forma de abanico debajo del teclado para coincidir con el ancho del secreto. Cuando el organista presiona una tecla, genera una serie de empujes hacia abajo en los componentes del sistema. La tecla empuja una pequeña clavija en la palanca; el extremo de la palanca empuja un punzón o palito vertical; y el punzón empuja la ventilla de abajo para abrirla, lo que permite que el aire fluya hacia los tubos colocados arriba para finalmente producir el sonido.
Huayapam: las teclas bajan las clavijas de las palancas y empujan las ventillas en la parte inferior para abrirlas.
Ixtaltepec (1730, reconstruido 1870s): arca de ventillas
En los órganos fijos, se tira la ventilla ubicada encima del teclado hacia abajo para abrirla. En los órganos de mesa, se empuja la ventilla para abrirla. La disposición de las varillas puede confundirse con los restos de un teclado si faltara el original. Esto llegó a ocurrirles a los autores del libro Voces del Arte. La ubicación del arca de ventillas debajo del teclado ayudó a reducir la altura y, por lo tanto, el costo de la caja.
Las cruces de Malta se pintaban o grababan en el primer elemento de una serie de componentes.
Esta costumbre coincidió con la hegemonía dominica en Oaxaca, por lo que consideramos a estas cruces como “cruces dominicas”. Eran propias del siglo XVIII y permiten datar un órgano. Por otro lado, las cruces rectangulares coinciden con el dominio franciscano o diocesano de la región de Puebla. A menudo aparecen en órganos construidos o reconstruidos por organeros poblanos, el caso mas reciente es el de Tlalixtac en 1845. Ningún tipo de cruz se pintaba o grababa en el interior de la caja del órgano, sino solo en el primer elemento de una serie de componentes: un tubo, una ventilla, una varilla horizontal o un molinete. Hoy en día, en los mercados locales, algunos vendedores se persignan después de hacer la primera venta del día en anticipación de una serie. Lo mismo ocurre en otras actividades.
Una cruz de Malta (dominica) en el primer molinete, ventilla o tubo indica una construcción oaxaqueña.
Una cruz rectangular (franciscana) indica una construcción o reconstrucción de un organero poblano
Los teclados de 42 notas y los paneles planos con casetones de la caja identifican a los órganos construidos en Puebla, Tlaxcala o la ciudad de México.
El órgano de 4´ de San Miguel Tequixtepec y el órgano de 2´ de San Bartolo Soyaltepec en la Mixteca Alta se diferencian así de otros órganos de Oaxaca. El secreto del órgano de Tequixtepec fue alterado añadiéndole tres notas con el fin de completar el teclado de 45 notas de uso común en Oaxaca. Este órgano es extraño incluso dentro de los estándares no oaxaqueños. Es inusualmente alto y tenía puertas delanteras y traseras para acceder al registro principal partido. También le falta la parte superior, por lo que es difícil visualizar cómo pudo haberse visto. La foto está invertida para mostrar la decoración tallada en la parte posterior. La del frente ya no existe.
El órgano de Soyaltepec conservó su teclado de 42 notas y deja a la vista algunos detalles de construcción interesantes. Irónicamente, en Oaxaca este es el órgano de mesa con mayores indicios de haber sido utilizado en procesiones. Parece haber sido importado de Tlaxcala a mediados del siglo XVIII, según las fechas que se tienen de órganos similares de esa región y la historia particular de la comunidad de Soyaltepec. Su construcción es inusual, con dos muescas horizontales a cada lado de la base de la caja donde podrían haberse insertado tiras de cuero para transportar el órgano. Las juntas de la caja están flojas, lo que quizás indica que se movió con regularidad. Otra pista de su uso son las puertas de doble bisagra que cuando están abiertas, se pegan a los costados de la caja, lo que habría facilitado el desplazamiento del instrumento.
El pequeño órgano de mesa de 42 notas del ex-convento de San Jerónimo en la Ciudad de México, conocido como el órgano del Claustro de Sor Juana Inés, tiene una construcción similar y se cita como ejemplo comparativo. Todavía existen muchos órganos de mesa de 2´ en Tlaxcala. La mayoría están muy deteriorados y solo uno, el de Santa Ana Huilóac, ha sido restaurado.
Tequixtepec: hecho en Puebla o Tlaxcala.
Órgano de Sor Juana Inés, Ciudad de México.
Soyaltepec: falta el copete
MECÁNICA DE LOS REGISTROS
Los secretos (cajas de viento) de todos los órganos de Oaxaca tienen registros partidos controlados desde la fachada o los costados de la caja.
Los pomos de los tiradores se empujan o se jalan para controlar los registros partidos de los órganos fijos. Están colocados en una o dos filas verticales a cada lado del teclado. El bajo (bajón o baxón) está a la izquierda (DO – do’) y el tiple a la derecha (do#’– do’’’ o hasta sol’’’). La división de los medios registros o registros partidos, se da en las teclas de do’/do#’ central (21 y 24 notas para un teclado de 45 notas). Las varillas de los registros están conectadas a árboles giratorios en posición vertical, sólidos molinetes octogonales que giran cuando se activan. Los árboles se conectan en la parte superior a las correderas correspondientes del secreto y la rotación las abre o las cierra. La relación entre los registros que se jalan o se empujan para activarlos es de aproximadamente 50/50. No está claro por qué los organeros optaron por un sistema en lugar del otro. Los pomos de los tiradores se colocaban en la parte superior o inferior de la fachada, dependiendo de la ubicación del secreto o del deseo del organista.
El órgano de Oaxaca con mayor número de registros corresponde al de la Basílica de La Soledad con 12 registros a la izquierda y 15 a la derecha. El órgano con el menor número de registros es el órgano de mesa de 2´ de Tlacolula con dos registros, el flautado de 2´ y el bardón de 4´.
En ocasiones, la serie completa o parcial de los tiradores de los registros se ubicaba en la pared lateral de la ventana (o marco recesado) donde se encuentra el teclado. Un caso especial es el del órgano de Santa María Tiltepec que tenía cuatro palancas de hierro en la ventana que controlaban el flautado mayor. Algunos tiradores, en particular los de los registros accesorios de pajaritos y tambor, están separados del grupo y se ubican cerca de la base del órgano.
Santo Tomás Ixtlán: los tiradores de los registros, actualmente agujeros vacíos, estaban abajo.
Santa María Tiltepec (reconstruido 1703)
Tiltepec: los árboles giratorios transmiten la mecánica
de los tiradores a las correderas
Los registros de los órganos de mesa se controlan directamente mediante las puntas de las correderas que sobresalen de los costados de la caja. Las puntas se empujan hacia adentro para activar el registro.
Los registros partidos facilitan la combinación o alternancia de dos sonoridades contrastantes, produciendo un llamativo efecto exclusivo de los órganos ibéricos. Los compositores más famosos de los siglos XVII y XVIII (Antonio de Cabezón, Pablo Bruna, Francisco Correa de Arauxo, Sebastián Aguilera de Heredia, Sebastián Durón, Joan Cabanilles y otros) indicaban con frecuencia el medio registro para sus composiciones y el repertorio evolucionó de acuerdo con esta estética tonal. Si no se indicaba o no se deseaba usar el medio registro o los registros partidos, el organista podía elegir registros completos para producir un efecto más unificado del órgano pleno. En el siglo XIX, los compositores ya no consideraban el uso de registros partidos en su obras, sin embargo, se siguieron construyendo órganos con esta característica constructiva.
Registros estándares de los órganos de Oaxaca
Órganos fijos de 8´: Clarín/Bajoncillo 8´, 4´; Flautado mayor 8´; Bardón 8´; Octava 4´; Tapadillo 4´; Docena 2 2/3´; Quincena 2´; Diecinovena 1 1/3´; Veintidocena 1´; Lleno II, III, IV (las mixturas son poco comunes); Trompeta Real 8´
4´ órganos fijos o de mesa: Clarín/Bajoncillo 4´ (fijo); Flautado mayor 4´; Bardón 8´; Octava 2´; Tapadillo 2´; Docena 1 1/3´; Quincena 1’; Diecinovena 2/3 ; Veintidocena 1/2´ ; Pajaritos; tambor; Otros registros accesorios
Órganos de mesa de 2´: Flautado mayor 2´; Bardón 4´; Octava 1'; Docena 2/3’; Quincena 1/2´; Mixtura III*; Pajaritos; Tambor
Órganos fijos, registros inusuales: Corneta IV (Catedral); Veintisetena (La Soledad LH); Veinticuatro 4/5´ (La Soledad LH); Quinta 5 1/3´ (La Soledad RH); Décima 3 1/5´ (La Soledad RH); Traversera 8´ (Tlaxiaco); Tlaxiaqueña (Tlaxiaco)**, Cascabeles (Tiltepec)**; Tolosano (Tejupan)
*una excepción en San Pedro Cholula
**una mixtura un poco desafinada para producir un sonido tintineante
El registro tolosano citado en el órgano de Santiago Tejupan era un registro horizontal de madera colocado debajo de la hilera de clarines, lo que daba como resultado dos registros de lengüeta completos en la fachada. El término tolosano/tolosana es poco común en la construcción de órganos en Oaxaca, mientras que en España, donde su uso era mas común, se refería a una pequeña corneta. Tolosana aparece en la lista de registros de la mano derecha del órgano de Santiago Chazumba de principios del siglo XVIII construido en Puebla, junto con una mixtura de corneta IV y un registro de clarín (tres de los seis registros son lengüetas), por lo que tal vez el registro tolosano era más dulce y menos estridente. La lista de registros del contrato de 1766 para el órgano de Santo Domingo de la ciudad de Oaxaca también incluía un tolosano.
Otro registro inusual de madera es el bardón de Santa Cruz Amilpas. Generalmente, este registro está formado por flautas de metal tapadas cuya primera octava podía ser de madera. En este caso, los tubos de madera cubren todo el teclado. Faltan los tubos más pequeños, y aunque se cuenta con una muestra única, desafortunadamente no contamos con las medidas.
Los registros accesorios (de adorno, de juguetes) son comunes en los órganos de mesa.
El registro de pajaritos o de ruiseñor consta de cuatro a ocho tubos pequeños colocados boca abajo en un recipiente con agua, que gorjean cuando les entra aire. Cuando se activa este registro durante los conciertos, ¡los pájaros que están fuera de la iglesia se unen! El sonido del tambor se produce mediante dos tubos muy bajos, desafinados a propósito para producir un retumbo de fondo. En los órganos de 2´, estos tubos junto con los dos tubos más bajos del bardón se colocaban en posición horizontal por debajo del techo porque eran demasiado grandes para caber en la caja. En los órganos de 4´, estos tubos podían permanecer de pie como es usual. Es curioso que los registros de pajaritos y de tambor se encuentran en órganos fijos construidos en Puebla en la década de 1850 cuando su uso en Oaxaca ya había desaparecido.
Tejupan: lengüetas de madera
Amilpas: mano derecha (parcial) tubos tapados de madera del bardón
Pajaritos en la esquina
Pajaritos
Los dos tubos del tambor y los dos más grandes del bardón en el techo de un órgano de mesa de 2´
Ahuehuetitlan: Campanitas
La disposición de los órganos de mesa tenía como finalidad fortalecer su sonido.
Un registro de tubos tapados, el bardón de 4´, reforzaba el tono principal en los órganos de 2´ proporcionando una base tonal más práctica. Las notas graves de algunos órganos de mesa de 4´ se fortalecían de manera similar colocando un registro de bardón de 8' después de su construcción original. En todos los órganos de mesa de Oaxaca, el sonido de los registros más altos, tanto de tiples como de bajos, se apoyaba interrumpiendo la progresión cromática en la octava o, a veces, en la quinta, y repitiendo la octava o media octava anterior. Este diseño hacía que el sonido fuera más audible y evitaba los tonos estridentes en los agudos. Esta disposición es evidente en la tubería o en el secreto, ya que las hileras de tubos o sus agujeros no progresan secuencialmente.
La disposición del órgano de San Andrés Zautla es idéntica a las disposiciones originales de los órganos de San Mateo Yucuxaco, San Pedro Quiatoni y San Jerónimo Tlacochahuaya antes de que los dos últimos fueran modificados. Los registros no son paralelos. Los registros cortados son diferentes en cada mano: los graves se avivan mediante una secuencia ascendente normal y los agudos se refuerzan duplicando el tono principal y la octava.
Disposición del órgano de 4´ en San Andrés Zautla
Mano izquierda: 21 notas DO-do’ con una octava corta
Flautado 4´
Tambor
Veintidocena 1/2´- Quincena 1´*
Docena 1 1/3
Quincena 1´
Octava 2´
Mano derecha: 24 notas do#’-do’’’
Flautado 1° 4´
Pajaritos
Octava 2° 2´
Docena 1 1/3´ - Quinta 2 2/3´*
Flautado 2° 4´
Octava 1° 2´
*repite la octava anterior
La disparidad entre los registros de las dos mitades del teclado disminuyó con el tiempo. A finales del siglo XVIII, los registros solían coincidir en una progresión más o menos estandarizada. Una excepción se encuentra en los órganos con lengüeta interior o Trompeta Real en la mano izquierda. El registro a veces continuaba en la mano derecha, pero la trompeta a menudo era remplazada por una segunda quincena.
Los registros y sus nombres se volvieron más variados después de 1850.
En el siglo XIX, las intervenciones hechas por organistas o constructores de órganos ya fueran locales o no, los nombres originales de los registros solían cambiarse por los nombres en uso dentro de la organería de Puebla. Podían ser por ejemplo: piana, clara, parda, nazardo, brillante, dulce, entre otros y generalmente correspondían al flautado principal o a la octava. Las modificaciones reflejaban un cambio en la estética del sonido donde las sonoridades eran más matizadas de acuerdo con el estilo de interpretación del repertorio romántico. El registro de mixtura de corneta era común en los órganos Castro de Puebla, pero nunca se incorporó a la organería de Oaxaca.
Tamazulapan, los registros más agudos repiten la octava anterior
A veces el nombre en las etiquetas no correspondía con el registro que señalaba, como si al organista (mas que al organero que hacía las reparaciones) le gustara el nombre del registro, sin entender lo que significaba. Un buen ejemplo se tiene en las etiquetas de la mano derecha del órgano de Tlacolula, anteriores a la restauración: Trompa Real, Clarín Suave, Clarín Claro, Bajoncillo, Trompeta Magna, Corneta de Ecos, Flauta Travesera. Seis de las siete etiquetas de los registros indican lengüetas, pero la tubería es estándar con una sola lengüeta, el clarín. Tal vez los nombres inventados sonaban más llamativos, o el “etiquetador” no se molestaba en mirar o entender la tubería. Piana y clara aparecieron junto a los registros del órgano de Teposcolula después de una intervención importante en 1879. Sin embargo, no permanecieron pues con el tiempo se cancelaron muchos registros.
Los registros de los órganos de Oaxaca se identificaban tradicionalmente con etiquetas de papel o con rótulos pintados directamente en la caja. Los órganos construidos en el taller Castro se enviaban a Oaxaca con sus etiquetas mecanografiadas en los pomos de los tiradores.
LA FUELLERÍA
Los órganos oaxaqueños se operaban con fuelles de cuña.
También se los conoce como fuelles de abanico o cuneiforme. El fuelle de cuña se compone de costillas formadas por tablillas de madera triangulares, largas y delgadas, cuyas juntas están selladas con piel de borrego; esto forma una estructura plisada que permite que el fuelle se abra y se cierre. El otro tipo, el fuelle de “bolsa”, está conformado por marcos internos rectangulares de madera apilados uno sobre otro; una gran bolsa de cuero de vaca se cose para darle forma y se clava a los marcos. El marco del fuelle con costillas es visible, pero el marco del fuelle de bolsa no. Los fuelles con costillas son mas robustos y son de color claro, mientras que los de bolsa de cuero están más sueltos y son de color marrón. La muestra de órganos de Oaxaca con la que se cuenta actualmente incluye aproximadamente la mitad de cada tipo, aunque los fuelles pudieron haber sido de una forma y luego haberse cambiado a otra.
El aire del fuelle entraba al órgano por el costado o la parte trasera de la caja a través de un portaviento rectangular de madera.
El aire se dirigía luego al secreto de los órganos fijos a través de un conducto central vertical conocido como tronco o portavientos. Para accionar los fuelles, el asistente levantaba manualmente la tabla superior, ya sea con ayuda de una manija o una palanca, y dejaba que el fuelle desinflara libremente bajo presión. La presión estaba determinada por el peso de bloques de piedra, pesas de plomo encajonadas o incluso piedras sueltas colocadas sobre la tabla superior. Los órganos podían requerir de dos, tres o cuatro fuelles de diversas medidas según su tamaño y el viento requerido.
Los fuelles de los órganos más pequeños se colocaban sobre una mesa en la parte posterior del instrumento al que estaban conectados directamente. Los fuelles de cuña de los órganos fijos se colocaban en el piso, generalmente a un costado del órgano, y se operaban mediante largas palancas. Todos los fuelles de los organos de Oaxaca fueron diseñados para ser accionados manualmente y no para ser elevados con cuerdas o pedales (a un órgano restaurado además de los fuelles, se le coloca un ventilador eléctrico). La presión del viento de los órganos restaurados (desde pequeños a grandes) es de aproximadamente 50 a 80 mm (medida por la columna de agua desplazada en un manómetro).
Huayapam: fuelles de cuña con costillas selladas con piel de borrego.
Ixtaltepec: fuelles de cuña de cuero sin costillas; los marcos internos forman los pliegues; los fuelles de algunos órganos de mesa pequeños están encerrados en una cajita decorada a juego con la caja del órgano y la mesa.
Bloques de piedra en los fuelles.
El portaviento o tronco de aire conduce el aire desde los fuelles hasta el órgano y luego lo dirige al secreto.
Comaltepec: piedras sueltas en lugar de bloques de plomo o piedra presionan los fuelles.
Algunos fuelles se separaban del órgano.
Si el órgano se colocaba en una tribuna lateral inferior porque el techo del coro era demasiado bajo o el espacio demasiado reducido, el tronco de aire conectaba al órgano con los fuelles a través de varias secciones hasta el coro donde eran dispuestos. Los fuelles grandes de los órganos monumentales se situaban a menudo en una sala posterior.
Santiago Tejupan (1776)
Santa María Tinú (1828)
Santa María Tamazulapan (1840)
Los fuelles de depósito/reserva con pliegues paralelos eran poco comunes en Oaxaca.
Este tipo de fuelle se encuentra comunmente en los órganos construidos en Puebla después de la década de 1850 por el taller de organería de los Castro que suelen encontrarse en las comunidades oaxaqueñas cerca de la frontera estatal, ya que muy raras veces los fabricaban los organeros locales. Los fuelles de reserva aparecen en los órganos de San Matías Jalatlaco (un órgano de construcción mas reciente donde Pedro Nibra fue un pionero) y San Andrés Sinaxtla (después de una modernización del siglo XX).
Tamazola (1888; Puebla)
Zapotitlan Lagunas ca. 1888 (Puebla)
Jalatlaco (1866)
Sinaxtla (1791: fuelles reconstruidos s. XX)
EL SECRETO
El secreto es el cerebro del órgano; organiza y distribuye el aire a los tubos.
Se llama secreto en español (y su equivalente en francés) porque está oculto dentro del órgano. Si el secreto fuera el único componente que se conservara de un órgano, es posible entender, en un sentido general, cómo funcionaba el órgano. El secreto es básicamente una caja de madera, ancha, relativamente profunda y no alta. Permite al organista obtener el sonido deseado al elegir qué notas tocar (desde el teclado hasta el arca de ventillas) y qué registros activar (desde los pomos de los tiradores o las puntas de las correderas hasta las correderas mismas). Los secretos fueron diseñados para ser compactos, a veces significativamente más cortos que el ancho de la caja.
Todos los secretos de los órganos en Oaxaca se clasifican como “secretos de correderas” y estaban construidos en capas. En la base, el secreto estaba dividido internamente en canales, uno por nota, con costillas de madera pegadas a un marco que formaba una rejilla. La parte inferior de la rejilla estaba sellada con piel de borrego. La parte superior estaba cubierta con una tabla delgada de madera perforada, la mesa. Sobre la mesa se colocaban las hileras de correderas, tantas como el número de registros del órgano. Cada corredera perforada estaba dividida aproximadamente en dos partes donde el número de perforaciones correspondía al número de notas de cada lado del teclado. Un teclado de 45 notas con una octava corta está partido 21/24; un teclado cromático de 56 notas está partido 25/31.
Las correderas partidas indican los registros independientes, izquierdo y derecho, del órgano. Su movimiento de lado a lado se controla manualmente mediante las puntas que sobresalen de los costados de la caja o por los tiradores en la fachada (véase Mécanica de Registros). Encima de las correderas están las tablas perforadas de las tapas que están fijas, y el pie de cada tubo se coloca en su perforación biselada correspondiente. Cuando las correderas están en la posición "activada", las perforaciones se alinean y permiten que el aire bajo presión entre a los tubos a través de los pies. A veces, dos o más hileras de pequeños tubos tiples compartían una misma tapa.
El órgano de Santa María Apazco está prácticamente destruido, sin embargo el secreto sobrevivió porque había sido utilizado como puerta en una cocina. La parte inferior (foto izquierda) muestra la rejilla, pero no queda ningún rastro de la cubierta de piel de borrego. Es posible que haya sido tallada en un solo bloque de madera. El lado superior del secreto (foto derecha) revela la parte superior de la mesa. Las correderas y las tapas estarían ubicadas sobre la mesa.
El secreto del órgano de mesa de Santiago Guevea de Humboldt muestra las correderas partidas con sus puntas salientes (foto izquierda). Las tapas (foto derecha, más limpias y con una iluminación diferente) se asientan sobre las correderas. Nótese el tablón acanalado vertical que alimentaba los tubos de la fachada. Este órgano es una excepción porque el teclado está en la parte posterior del órgano y la primera octava del bardón de 8´ de la mano derecha es una veintidocena (esquina inferior izquierda de ambas fotos).
La configuración de las perforaciones de las tapas y las correderas indica los registros partidos a la mitad y los registros que interrumpen la progresión y repiten la primera octava dentro del registro. En el secreto del órgano de Santa María Peñoles, la segunda y tercera correderas con las perforaciones más pequeñas corresponden a los registros más altos. La interrupción en la progresión a la octava (repetida a partir de la 9° perforación) o la quinta (a partir de la 13°) en cada mano, se puede discernir por el tamaño de las perforaciones. En lugar de hacerse progresivamente más pequeñas, repiten los diámetros de la octava anterior para corresponderse con los tamaños de los pies de los tubos. Nótese la división en si/do’ en los tres registros/hileras interiores, que no se entiende del todo. Los registros y sus repeticiones en cada mano son independientes y no paralelas, lo que es frecuente en los órganos antiguos.
Los órganos de mesa de 4´ parecen ser los menos estandarizados del grupo de Oaxaca. En Guevea, el teclado está en la parte posterior y un registro de 22° da inicio con el registro de la mano derecha del bardón de 8´. En Peñoles, el órgano tiene dos fachadas, una anterior y otra posterior; el registro principal se divide entre las dos, como lo indican la primera y la última hilera del secreto. Sin embargo, son pocos órganos sin tubos cuyos secretos estén claramente expuestos y en buen estado. Por casualidad, la muestra revisada incluye varios órganos atípicos.
Peñoles (ca. 1750)
Los tubos interiores pueden estar dispuestos en el secreto cromáticamente, diatónicamente o en tercias. El arreglo en la fachada refleja uno, tres o cinco grupos. La disposición se vería así: cromática \; pirámide /\; tres pirámides /\ /\ /\; una pirámide flanqueada por dos diagonales / /\ \; o tres pirámides flanqueadas por dos diagonales /\ / /\ \ /\. Los tubos solían estar dispuestos cromáticamente, donde los tubos más grandes se colocaban en hileras escalonadas tanto en la parte delantera o trasera para facilitar su acceso. Las hileras más pequeñas podían compartir una tapa y a menudo estaban en el medio. Los tubos más pequeños de los órganos de mesa siempre estaban al frente.
Ixtaltepec: la disposición cromática \ para órganos de mesa de 2´ \
Jalatlaco: la disposición de tubos más común en el interior de tres torres / /\ \
Coixtlahuaca: la disposición interior
de los tubos /\ / /\ \ /\
Debido a su altura, los tubos se mantienen en su posición vertical con ayuda de un panderete horizontal. Los panderetes son tablas delgadas y se deterioran fácilmente. Una vez que fallan, toda la hilera de tubos que sostenían se derrumba, dañando tanto a los tubos que colapsan como a los tubos sobre los que caen. La revoltura de tubos resultante es algo que se ve comúnmente dentro de los órganos abandonados.
Los tablones acanalados desplazados alimentaban los tubos de la fachada y la trompetería que se extendían por la fachada del órgano.
Para hacer sonar a los tubos de la fachada y la trompetería, se colocaba un enorme bloque de madera acanalado con ranuras profundas dispuesto en posición vertical y sellado con piel de borrego. Los tubos de la fachada se asentaban encima y las trompetas de lengüeta sobresalían hacia el frente, todas con tablas de pie independientes. El tablón acanalado perforado en la base, se asentaba en la parte delantera del secreto, estaba conectado con la fuente de aire y lo conducía hacia arriba. Los canales se extendían de manera escalonada o diagonal para alcanzar a los tubos distribuidos por la fachada. Los tablones acanalados reducían el número de tubos verticales colocados sobre el secreto para que éste pudiera ser más pequeño. Fueron los precursores en madera de los conductos de metal, que aparecieron en los instrumentos construidos en Puebla a principios del siglo XIX. Sin embargo, esta innovación no se incorporó a los instrumentos construidos en Oaxaca o sus reparaciones hasta décadas después.
Tubos colocados en las tapas y sostenidos
por un panderete.
Los tubos colapsan cuando el panderete cede.
Tablón acanalado con sus tapas para alimentar los tubos de la fachada y del frente para el clarín horizontal (oculto).
LA TUBERÍA
La tubería de los órganos de Oaxaca refleja una disposición típicamente española en cuanto a la afinación, medición y composición de metal.
Flautados abiertos: de 2´a 8´
Flautados tapados: 4´ (tapadillo o tapado) u 8´ (bardón)
Lengüetas: tubos horizontales de 4´ u 8´ en ambas manos (clarín); más comúnmente, 4´ en la mano izquierda (bajoncillo) combinado con 8´ en la mano derecha (clarín), porque la lengüeta de 8´ de la izquierda habría sobresalido cuatro pies de la caja.
Trompeta interior de 8´ (trompeta real): generalmente solo en la mano izquierda, a veces en todo el registro
De madera: tubos de 8´ o 4´ (bardón, tapadillo), cuadrados y tapados en la parte superior
Mixturas y terceras: poco común
Flautados abiertos con labios redondos.
Flautados abiertos con labios góticos.
Tubos tapados (bardón).
La forma de la boca del tubo, redondo o puntiagudo (gótico), fusionaba el borde plano de la boca con la curva del tubo.
Clarines horizontales
Clarines arreglados en la forma
de Ave María
Tubos de madera para las notas más bajas del flautado mayor
Trompeta real (lengüeta interior de 8´)
Afinación y medición de los tubos
Los flautados se afinan con un cono de afinación que curva los bordes superiores de los flautados hacia adentro para bajar el tono o los ensancha hacia afuera para agudizarlos. Las lengüetas, el clarín horizontal y la trompeta real vertical, se afinan subiendo o bajando el alambre de afinación. Los tubos tapados de metal, el bardón y el tapadillo, se afinan ajustando las orejas a cada lado de la boca. Los tubos de madera tapados se afinan subiendo o bajando la tapa en la parte superior.
Conos de afinación de distintos tamaños utilizados para afinar los tubos flautados.
Tubos de lengüeta con alambres de afinación
Quiatoní: tubos tapados de bardón con orejas de afinación en los lados y un labio redondo
El tono estándar de los órganos de Oaxaca era de alrededor de 392 o 415 Hz. (Una excepción sorprendente es el tono del órgano de Guevea de Humboldt: 370 Hz.) El temperamento era mesotónico hasta el siglo XIX temprano.
La medida de la escala de los tubos se refiere a la relación entre el diámetro de un tubo y su longitud, lo que determina la calidad del tono o su color. Los tubos de escala ancha producen tonos fundamentales más fuertes, mientras que los de escala estrecha son ricos en armónicos. La medida de los tubos de los órganos hechos en Oaxaca se encuentra en el rango medio, con la excepción de los tubos tapados (bardón 8´ y tapadillo 4´) que suelen tener una escala un poco ancha.
Los tubos se fabricaban con una aleación de plomo y estaño.
El metal provenía de las minas del norte (plomo y zinc de Zacatecas, estaño de las regiones circundantes). El material aleado habría sido suministrado a los organeros oaxaqueños por intermediarios en la Ciudad de México o Puebla. La proporción estándar de plomo/estaño parece haber sido 60/40, 50/50 o 40/60. Los tubos con un mayor contenido de plomo son más oscuros, más pesados y más maleables (el plomo es blando). Con frecuencia se doblan por su propio peso o se aplastan cuando otros tubos caen sobre ellos cuando los panderetes se deterioran.
Tubos tapados de madera que se afinan ajustando la tapa en la parte superior
El estaño es más ligero en peso y de color mas claro, es más resistente y refuerza al plomo. El zinc de color oscuro se utilizó en algunas reconstrucciones de los siglos XIX y XX. Ninguno de los órganos restaurados de Oaxaca tiene tubos de zinc, por lo que es imposible comparar su sonido con el producido por una flauta de plomo y estaño. El inventario de los materiales de un taller de organería de Tamazulapan en 1780, registra una compra por peso de plomo y estaño. Era insuficiente para fabricar tubos, pero habría sido útil para soldar.
Comaltepec: Tubos de color claro altos en estaño, tal vez los reforzaron para el transporte
Teposcolula: Tubos de zinc de una reconstrucción económica, finales del siglo XIX
Los pies de zinc reemplazaron los pies aplastados por el peso de los tubos de fachada.
El tono y temperamento originales de los órganos fueron recuperados durante restauraciones recientes.
Los primeros órganos fueron afinados en temperamento clásico de 1/4 coma mesotónico. Algunos órganos Castro posteriores fueron ajustados en 1/6 coma, que era un poco más suave. Su tono generalmente variaba entre la’= 392 Hz, un tono más bajo que el tono moderno (440 Hz), y la’= 415 Hz, un semitono más bajo. El temperamento igual afinado a 415 o 440 Hz comenzó a reemplazar al temperamento mesotónico a mediados del siglo XIX, con una excepción conocida. El órgano de Jalatlaco fue construido en 1866 y restaurado en 2016. Fue ajustado en “temperamento casi igual”, lo que le permitió interpretar un repertorio más amplio, pero extrañamente estaba afinado en la’=396 Hz. Este tono más bajo era particularmente raro porque, para entonces, ya habían aparecido pianos en Oaxaca.
Los tubos de varios órganos fueron cortados durante el siglo XX para elevar el tono a 440 Hz, así como los tres tubos graves más bajos fueron cortados para reemplazar la octava corta con tonos cromáticos. Durante la restauración de 1996 del órgano de Zautla, se agregaron extensiones a los primeros tres tubos del registro principal y de la octava interior para recuperar la octava corta. Toda la tubería del órgano de Tlacolula fue extendida durante la restauración de 2014 para recuperar el tono original de 415 Hz.
MODIFICACIONES A LOS ÓRGANOS
Durante los siglos XVIII y XIX, se añadieron registros para reforzar el sonido del órgano.
El órgano de San Pedro Quiatoni, construido en 1729, era muy similar al órgano de San Jerónimo Tlacochahuaya como para suponer que sus secretos se hubieran fabricado en el mismo taller. Los rostros de los tubos también se parecen mucho. Sin embargo, no está claro cuál de los dos se construyó primero. Las modificaciones del órgano de Tlacochahuaya a partir de 1735 pudieron haber sido hechos por la influencia de un instrumento con un sonido más imponente que la gente local había visto y oído. Esta actualización parece haber inspirado a la gente de Quiatoni a hacer lo mismo. Los tubos del registro del tambor se removieron y el espacio se llenó con una lengüeta para la mano izquierda (bajoncillo). La octava más baja se agregó al registro tapadillo, la flauta de 4´, para convertirlo en un bardón de 8´. Todos estos tubos añadidos se encajaron en las cajas de 4´ existentes. El objetivo era crear un sonido barroco más brillante y contundente.
El órgano de Quiatoni era un órgano de mesa, mientras que el órgano Tlacochahuaya era fijo, por lo que las modificaciones no podían ser similares. Por ejemplo, un tiempo después se instaló una hilera de clarines horizontales y una mecánica de registros en la fachada del órgano de Tlacochahuaya, lo que era imposible en un órgano de mesa.
Tlacochahuaya: Nótese los tubos de lengüeta (de forma ligeramente cónica) añadidos en la esquina superior derecha detrás de los tubos de la fachada y la hilera de bardones extendida en la parte posterior.
Los secretos se ampliaban con registros añadidos y se construyeron nuevas cajas para acomodarlos.
Entender la construcción del órgano fijo en Santiago Matatlán fue todo un desafío. El perfil de la caja y su decoración tallada no encajaban en ningún grupo. El secreto estaba ubicado debajo del teclado con una mecánica de empuje como la de un órgano de mesa, pero los registros se controlaban desde la fachada y se conectaban a árboles giratorios. La mecánica de las teclas estaba vinculado a un tablero de reducción y un tablón acanalado alimentaba los tubos de la fachada.
Una cruz dominica en la primera ventilla resolvió el misterio, indicando una fecha de fabricación anterior para el secreto (mediados del siglo XVIII) que la posterior de la caja neoclásica. Parece que la comunidad quería un órgano más grande con un sonido más potente. Sin embargo, quería aprovechar el secreto intacto y presumiblemente los tubos (ahora desaparecidos) de un órgano de mesa de 4´ anterior. Se añadió una extensión en la parte posterior para otro registro, probablemente una lengüeta de 8´ (regal), como lo indica uno de los dos únicos tubos restantes, para profundizar la base tonal del instrumento anterior. Se construyó una nueva caja para acomodarlo. Un registro de bardón era deseable, pero los tubos habrían sido demasiado anchos para encajar en el secreto.
De manera similar, se añadió una extensión al secreto de San Antonino el Alto para colocar un registro adicional. Sin embargo, en este caso, la caja tuvo que ampliarse por detrás de las caderas para acomodarlo. El órgano fue comprado y renovado por un organero no identificado en 1864.
San Antonino el Alto: ca. 1820, extensión 1864
Matatlán: Caja ca. 1800
Secreto ca. 1740
Durante el siglo XX ocurrió lo contrario y se suprimieron las lengüetas brillantes o los registros altos, a la vez que se instalaron pedales en algunos órganos.
En varios órganos se eliminaron los registros barrocos de lengüeta porque su sonido brillante y estridente no era compatible con el repertorio del período neoclásico. Sus tubos fueron retirados porque su sonido brillante no armonizaba con el repertorio ni con la mentalidad más discreta de los siglos XIX y XX. Se quitaron las trompetas o se las dejó deteriorar. Se instaló un pedalero en los órganos de La Soledad, Teposcolula y Zaachila. Todos fueron eliminados posteriormente, excepto el de Zaachila. En dicho órgano se construyó una elaborada extensión en la parte posterior para albergar los tubos de madera de 16´ del pedal de dos octavas y la mitad tiple del registro.
Como se comentó anteriormente, se cortaron los tubos (a menudo toscamente) para eliminar la octava corta y elevar el tono a 440 Hz. Sin embargo, el penúltimo órgano de Oaxaca construido en 1876 todavía tenía trompetas horizontales tradicionales de fachada y fuelles de cuña en lugar de fuelles de reserva. Después de 1884, ya no se construyeron más órganos localmente, y si así fue, ya no existen.
Zaachila: Extensión al lado posterior de la caja
La Soledad: Pedalero instalado en el siglo XX.
LOS ÓRGANOS NOS SIGUEN SORPRENDIENDO
Santa María Tlacolula (1792): Para activar los registros, se jalan los tiradores de la mano izquierda y se empujan los de la mano derecha. En la foto izquierda, el órgano está desactivado. En la foto derecha, están activados tres registros.
San Pedro Tidaa (ca. 1820): La hilera de los pomos de los registros a la altura del teclado y sus árboles giratorios están construidos horizontalmente en lugar de verticalmente. Se instaló un fuelle de cuña/depósito modificado (no original) dentro de la caja que se habría operado mediante una palanca desde el costado izquierdo abierto. Este parece haber sido el diseño original, ya que la mecánica del registro y del fuelle interior eran interdependientes. Los tiradores horizontales dejaban espacio dentro de la caja para el fuelle. Esto no habría sido posible con los árboles (molinetes) verticales tradicionales.
San Pedro Cholula (ca. 1730): El pequeño órgano de mesa, ubicado en una población remota, incluye una mixtura de tres hileras entre sus seis registros, poco común en los órganos de Oaxaca y único en un órgano de 2´. La caja fue pintada por dentro después de que los tubos hubieran desaparecido, y parece haber sido utilizada y, por lo tanto, conservada como una atractiva caja de almacenamiento. La mesa conserva su pintura original. Fue encontrada en el coro bajo materiales de desecho y uno de los fuelles encima. El otro fuelle se utilizaba para tapar un hueco en el techo.
Santiago Guevea de Humboldt (1745): El teclado se encuentra en la parte trasera de la caja y está en excelentes condiciones debido a su ubicación oculta. Este órgano de mesa de 4´ no tiene puertas. El órgano está decorado en estilo barroco con ángeles músicos en los costados y mascarones y flores en los tubos de la fachada.
Concepción Buenavista (1802, Vicente Anaya de la Ciudad de México). Este gran órgano de mesa de 4´ es extraño en el contexto de la organería oaxaqueña y tampoco es típico de la organería poblana. Tal vez sea simplemente un ejemplo de construcción casera basada en la visión personal de Anaya. La gran caja se encuentra sobre una mesa. El secreto está encima, no debajo, del teclado. Las teclas están conectadas al secreto mediante un tablero de reducción muy corto. Los registros se accionan a través de las puntas de las correderas ubicadas en el nivel alto del secreto. Varios paneles de madera cierran el espacio abierto debajo del teclado y crean la ilusión de un instrumento fijo. El estilo neogótico rústico de la caja superior es inusual. Los fuelles se abren al revés, hacia el órgano y no hacia el atrás que es lo usual. Este órgano presenta el primer teclado extendido de Oaxaca (51 notas DO - re’’’) y el primer ejemplo de conductos de metal.
Santa María Ejutla. El órgano en algún momento fue traslado al centro del coro. Una mirilla cortada en el tablero de reducción permitía al organista coordinar la música desde el coro con el sacerdote en la parte baja de la iglesia. Aún existe evidencia del marco del antiguo teclado en la parte posterior de la caja, incluso después de que el órgano y el teclado fueron devueltos a sus posiciones originales. La luz que brilla a través del tablero (una pequeña mancha naranja) apenas es visible en la foto de la derecha. La base del teclado trasero aún existe y el espacio que le correspondía nunca se cerró.
Santa María Tlacolula and San Bartolo Yautepec. Los órganos fueron modificados en el siglo XX para que el organista pudiera tocar solo, sin un ayudante para operar los fuelles. Se instaló un pedal para accionar un fuelle debajo de la mesa o dentro de la caja. El fuelle superior de Tlacolula conserva su armazón original; anteriormente estaba en una mesa detrás del órgano junto con su pareja. Este ajuste tal vez se inspiró en los armonios y fue una forma práctica de evitar la compra de un instrumento nuevo.
Santa María Peñoles (ca. 1750). La altura de la caja de este enorme órgano de mesa mide 2.55 m (8 ½ pies) y 3.20 m (casi 10.5 pies) desde el piso, incluyendo la mesa. El órgano tiene dos fachadas, con los tubos principales dispuestos diatónicamente entre la parte delantera y la trasera. Sin embargo, tiene una mecánica suspendida directa. Los rústicos ángeles músicos, apenas visibles, y la cruz de Malta en la primera ventilla indican una fecha de construcción alrededor de mediados del siglo XVIII.
(Un enorme agradecimiento a los organeros Susan Tattershall y Bruce Shull por la revisión y corrección de este texto).