La Protección de los Órganos Históricos

ALGUNOS RIESGOS PARA LA CONSERVACIÓN DE LOS ÓRGANOS QUE RESULTA IMPOSIBLE PREVENIR

Los conflictos políticos en México han llevado a la destrucción de órganos y otras obras de arte sacro. 

La fotografía muestra el interior del templo de Santo Domingo de Guzmán luego de haber sido saqueado durante el período de la Reforma en la década de 1860. El templo contaba con dos órganos colocados uno frente al otro, según se puede deducir por los barandales de sus tribunas. A la izquierda, se puede apreciar la falta de decoración en el muro que revela la silueta donde estaba el órgano mayor. El espacio semicircular conducía a los fuelles colocados del otro lado del muro. A la derecha, el borde de la tribuna apenas es visible. Esta fotografía podría ser la única evidencia de la existencia de los órganos.

Durante la Revolución Mexicana (1910-1920), las tropas militares solían acuartelarse en los templos en donde los tubos de los órganos se fundían para hacer municiones. Cuentan que en Santa María Tiltepec, un templo ubicado en la Mixteca Alta que alberga obras de arte barroco de gran calidad, se quemó uno de los retablos para hacer leña; afortunadamente el órgano se salvó. En Santa Catarina Ixtepeji, se quemó todo el interior del inmenso templo incluyendo un gran órgano del siglo XVIII documentado en el contrato para su construcción. Desafortunadamente, la trágica destrucción del arte sacro católico en tiempos de guerra no se limita solamente a México, es un hecho dolorosamente familiar para los europeos.

Los recientes terremotos dañaron las cúpulas de algunos coros, pero afortunadamente no dañaron los órganos. 

Después del terremoto de 2017, los tubos de varios órganos se movieron de lugar, pero fueron fácilmente reubicados. Sin embargo, los techos de muchas iglesias resultaron dañados y requirieron extensos trabajos de reparación, por lo que los órganos se embalaron para protegerlos. Los daños en la iglesia de Santiago Lachiguiri fueron tan graves que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) intervino para supervisar el desmontaje del órgano. Todas las partes se bajaron del coro para almacenarlas en la sacristía. No se sabe si se volverá a ensamblar. Los órganos de Concepción Buenavista (1999) y Santa María Suchixtlán (1973) no tuvieron la misma suerte, ya que resultaron dañados durante terremotos anteriores cuando no se contaba con un apoyo institucional. De la misma manera, sus partes fueron bajadas con cuerdas desde el coro cuando se hizo la reparación del techo, pero muchas se dañaron al intentar levantarlas. Se logró ensamblar el órgano no restaurado de Concepción, pero el de Suchixtlán sigue desarmado en la iglesia.

El coro de Lachiguiri después del temblor de 2017.

La migración a ciudades cercanas, al norte del país o a los EEUU, ha reducido drásticamente la población en muchas comunidades. 

Aunado a la escasez de sacerdotes, esta situación ha llevado a que muchas iglesias rara vez se abran. Como consecuencia, la gente desconoce el mobiliario alojado en sus propias iglesias. Cuando nos acompañan al coro, muchos admiten que es la primera vez que han subido allí o que han visto el órgano.

ALGUNOS RIESGOS PARA LA CONSERVACIÓN DE LOS ÓRGANOS QUE SI SE PUEDEN PREVENIR

Los proyectos de modernización son particularmente peligrosos

Las actividades de limpieza suelen ser promovidas por una autoridad local o el mismo sacerdote con el objetivo de deshacerse de todo lo que es viejo, está dañado, se ve mal o simplemente "ya no funciona". Por esta razón, se han perdido un sinnúmero de objetos religiosos, no solamente órganos (pinturas, retablos, imágenes, libros y documentos). Supimos que dos órganos fueron destruidos por orden del sacerdote o del presidente municipal en los años previos a la fundación del IOHIO (año 2000). Sin embargo, desde que el IOHIO ha dado a conocer el valor de los órganos, sólo ha desaparecido un secreto muy deteriorado. 

La protección es posible solo si la gente local comprende el valor histórico de los órganos. 

Desafortunadamente, en la mayoría de las comunidades, los órganos llevan años sin funcionar. Ya no hay recuerdo de su sonido o de que fueron instrumentos musicales. En el peor de los casos son vistos como muebles viejos, apolillados y estorbosos en el coro (a veces se les llaman “roperos” o simplemente “muebles”). Los órganos son frecuentemente desarmados y sus secretos utilizados para construir vallas, sus tubos son removidos y fundidos por herreros, y sus decoraciones talladas son consideradas como lindas curiosidades. 

Los daños por incendios pueden prevenirse. 

El órgano de mesa de Santiago Tlazoyaltepec, construido en 1724 por Marcial Ruiz Maldonado, sufrió graves daños en enero de 2013. En la ventana del coro se colocó una lámpara reflectora para iluminar el atrio durante una celebración del pueblo. Después del evento, la lámpara no fue retirada ni desconectada, se dejó boca abajo sobre unos papeles antiguos que habíamos guardado dentro de la caja del órgano. El cable eléctrico de la lámpara se extendía hasta la parte baja de la iglesia, alguien accionó el interruptor sin saber a qué estaba conectado, la lámpara se sobrecalentó, quemó un misal dominico y algunos papeles sueltos y el calor comenzó a quemar el secreto del órgano. Si los papeles no hubieran detenido el incendio, el órgano podría haberse convertido en una antorcha.

El humo que salía de la iglesia alertó a la gente del pueblo que, por suerte, estaba reunido cerca del lugar. Localizaron el origen del incendio por el denso humo, subieron al coro y extinguieron el fuego con sus refrescos. Si no fuera por esta reunión dominical con las autoridades reunidas justo al lado del templo, es probable que el órgano y tal vez todo el interior, incluyendo el techo de madera, hubieran sido destruidos. Afortunadamente, el secreto había sido cuidadosamente documentado y fotografiado y de ser necesario, podrá ser reconstruido. Irónicamente, las fichas con recomendaciones de protección estaban colocadas junto al órgano mientras ocurría esta desgracia.

Una tragedia como esta puede ocurrir en muchas iglesias, ya que la ventana del coro siempre se utiliza para colgar las luces de las fiestas del pueblo. En el caso de Tlazoyaltepec, se encendió un interruptor, pero un cortocircuito es aún más probable y podría incendiar cualquier iglesia. Nos preocupó especialmente ver los cables eléctricos que subían hasta la ventana del coro del templo de Santa María Tiltepec, un tesoro del arte barroco. Explicamos a las autoridades el riesgo de incendio y les recomendamos que instalaran sus lámparas reflectoras en el exterior, sobre la fachada de piedra de la iglesia, como ya lo han hecho en otras comunidades.

En San Melchor Yatzachi el Bajo, todo el interior de la iglesia, incluyendo el órgano grande, fue destruido por un incendio en 1997. Algunas veladoras se habían dejado prendidas toda la noche durante la fiesta patronal y una de ellas alcanzó la ropa de una imagen. A la mañana siguiente, cuando las puertas de la iglesia se abrieron y el viento entró, lo que había estado ardiendo toda la noche se convirtió en una bola de fuego y se extendió fuera de control.

Esta parece ser la única fotografía del órgano de 8´ del siglo XIX en Yatzachi el Bajo antes de que fuera destruido. Desafortunadamente, el IOHIO no existía en ese entonces por lo que nunca fue documentado. Esta foto proviene de un habitante del pueblo. Todo lo que queda son los fuelles que habían sido amontonados en un nicho protegido en el coro, así como varios tubos derretidos y deformados. El INAH ha publicado una guía para la conservación del arte sacro. En ella se destaca la importancia de colocar las veladoras lejos de los retablos y las imágenes y apagarlas al final del día. Al menos algunos templos ya lo toman en cuenta.          

LOS ÓRGANOS SE HAN CONSERVADO POR RAZONES INESPERADAS

San Pedro Cholula (antes)

San Pedro Cholula (después)

Algunas cajas de órganos cuando dejaron de funcionar se usaron para otro fin; aunque fueron modificadas, lograron su preservación. 

El órgano de mesa del siglo XVIII en San Pedro Cholula, pintado con esmalte rojo en la década de 1990, fue descubierto en 2003 dentro del templo, lleno de papeles viejos. Su mesa estaba en la parte alta del coro, los fuelles incompletos habían sido utilizados para reparaciones en la iglesia. El órgano luego fue ensamblado.

La caja del órgano de San Juan Teitipac fue pintado de color azul y convertido en un confesionario a mediados del siglo XX. La caja superior del órgano de Santiago Ihuitlán Plumas ha sido utilizada como retablo.

El órgano de mesa de San Juan Bautista Coixtlahuaca fue utilizado como mueble decorativo de la recámara del sacerdote en la década de 1950. Se instaló un entrepaño en la caja y un cajón en donde estaba el teclado. Actualmente se resguarda en el museo de arte colonial del ex-convento.

Los secretos desechados que se han utilizado para construir vallas o se han utilizado como leña, proporcionan suficiente información para entender la construcción básica del órgano.

Valla exterior de una cocina en Apazco.

Construcción de una valla en Suchixtlán

MEDIDAS ESPECÍFICAS DE PROTECCIÓN

Colocamos dos hojas informativas sobre el órgano o cerca de él. 

La primera lleva el logotipo de SECULTA / INAH (la Secretaría de Cultura y las Artes y el Instituto de Antropología e Historia), las instituciones federales a cargo de la protección del patrimonio nacional.

El texto aparece en la imagen inferior. Se indica claramente que las autoridades municipales o eclesiásticas no pueden disponer del órgano o sus partes para: reparar, limpiar, pintar, vender, desmembrar o destruir, ya que los órganos están protegidos por la Ley Federal. 

La segunda hoja incluye el logotipo del IOHIO e información sobre el órgano. Especifica la fecha confirmada o aproximada de la construcción del órgano; el nombre del constructor, si se conoce; algunas características especiales del órgano; una lista de órganos similares, así como recomendaciones para la comunidad sobre lo que se debe y no se debe hacer para proteger y conservarlo. También incluye la información de contacto del IOHIO y las fechas de nuestras visitas.

SI—Restringir el acceso al coro y mantener el área limpia. 
SI—Instalar mallas en las ventanas de la iglesia para que no entren pájaros u otros animales
SÍ—Tapar el órgano si se hacen trabajos en la iglesia que podrían afectarlo.
NO—Limpiar el órgano excepto para desempolvarlo.
NO—Quitar piezas del órgano. 
NO—Almacenar cosas ajenas al órgano en su interior o sobre los fuelles. 

Colaboramos con el INAH en temas legales.

En diciembre del 2018, el secreto (la caja de vientos) del siglo XVIII del órgano de la Basílica de la Soledad fue devuelto a Oaxaca, un proceso iniciado por el IOHIO y concluido en las oficinas del INAH en Oaxaca y Puebla. Estuvo almacenado en la casa del organero en Puebla desde que se terminó la restauración en el año 2000, porque en ese momento resultó más conveniente construir un secreto nuevo en lugar de restaurar el antiguo. Esta gran pieza (2.30 m de ancho) posiblemente habría quedado en el olvido en Puebla si el IOHIO no hubiera alertado al INAH, que ordenó su regreso a la Basílica. Encontramos también el cuarto fuelle grande del órgano en una bodega de la iglesia y lo colocamos sobre el tablón inferior de la mesa que se construyó para el secreto.

Repartimos información tangible—folletos, discos compactos y fotografías—que describe a los órganos y explica la misión del IOHIO para su protección y promoción. 

Estos medios de información son de gran utilidad, ya que la información verbal por lo general no se transmite dado que las autoridades municipales y los sacerdotes cambian regularmente y nuestras visitas a las comunidades retiradas no son frecuentes. El CD presenta música oaxaqueña conocida tocada en el órgano de la Catedral, para que la gente tenga una idea de cómo sonaba su órgano en el pasado.

Dejamos una foto enmarcada del órgano a la vista del público en la oficina municipal o de la iglesia.

Los folletos y los discos compactos suelen desaparecer cuando las autoridades terminan su mandato, pero las fotos generalmente permanecen en la pared por muchos años.

Establecimos una zona de protección alrededor de dos órganos decorados.

La intención es protegerlos de los niños curiosos que asisten a su clase de catequesis e incluso de los turistas, músicos o trabajadores que acceden al coro y que tengan la tentación de tocar o rascar la pintura de la caja o empujar y jalar los tiradores. Las hojas de información están visibles sobre los órganos o cerca de ellos. 

La protección de los órganos es un reto continuo.

Esperamos que un número cada vez mayor de personas que han oído o saben de los órganos (las palabras claves parecen ser “restauración” y “Tlacochahuaya”) difundan la información, especialmente fuera de la ciudad, donde es más importante. De esta manera, quizá podríamos descubrir y rescatar órganos hasta ahora desconocidos.