La Fundación del IOHIO
A partir de la década de 1980, un renovado interés en los órganos históricos promovió diversos proyectos de restauración en toda la República Mexicana.
En Oaxaca, ocho órganos fueron restaurados, reconstruidos o reparados entre 1991 y 2003, cinco de ellos financiados por Banamex (Banco Nacional de México) gracias a la iniciativa del filántropo y amante de la música Alfredo Harp Helú. Sin embargo, una vez restaurados, estos bellos instrumentos raramente fueron escuchados después de sus conciertos inaugurales y en poco tiempo comenzaron a mostrar evidencia de deterioro por la falta de uso.
Por otro lado, los organistas locales preferían tocar los órganos electrónicos modernos, ya que las características de los instrumentos antiguos –el temperamento mesotónico, la falta de pedales y un teclado de solo 45 notas con una octava corta -- limitaron las opciones musicales para la liturgia moderna, las bodas y otras celebraciones de la iglesia. No obstante, para los organistas apasionados por la música antigua, los órganos oaxaqueños ofrecieron una oportunidad singular para tocar y escuchar el repertorio antiguo en instrumentos relativamente auténticos.
Los cofundadores se conocen y empiezan a organizar conciertos.
Uno de estos fue Edward Pepe, especialista en música antigua y cofundador y codirector por varios años del Westfield Center for Early Keyboard Studies. Por casualidad estaba pasando un tiempo en Oaxaca y se interesó en tocar los órganos. La pianista y clavecinista Cecilia Winter, residente en Oaxaca desde el año 1972, había organizado proyectos de servicio comunitario mientras criaba a su familia. A través del trabajo de su esposo, el arqueólogo Dr. Marcus Winter, se familiarizó con cuestiones relacionadas con la protección del patrimonio nacional. Aunque estaba algo familiarizada con el repertorio de música antigua gracias a sus estudios de clavecín, no sabía nada sobre órganos. Al encontrarse frente a nuevas oportunidades musicales inesperadas, se centró en aprender a tocar los órganos con la guía de Edward. Susan Tattershall, restauradora del órgano de Tlacochahuaya, fue un apoyo indispensable durante los primeros años del IOHIO.
Organizamos un concierto en San Jerónimo Tlacochahuaya el 5 de febrero, 2000.
La invitación fue en gran parte por teléfono o por correr la voz y quedamos atónitos por la respuesta. Asistieron unas 500 personas, entre ellas don Alfredo Harp y su esposa, la doctora María Isabel Grañen Porrúa. El público llenó la iglesia, hasta el punto de sentarse en el suelo, y al final del concierto estaba de pie, gritando de emoción. La gente estaba claramente ansiosa por escuchar los órganos, sobre los cuales en la mayoría de los casos sólo habían leído en los periódicos. Después de este éxito inicial, no podíamos esperar a organizar más conciertos en otros órganos restaurados, los cuales siempre obtuvieron la misma ferviente respuesta.
El IOHIO se funde y florece
Resultaba evidente que esta energía debía canalizarse a través de un proyecto formalizado. El Sr. Harp ofreció un espacio para la oficina en el Museo de Filatelia de Oaxaca (MUFI), además de apoyo para los gastos operativos de un proyecto dirigido por Edward y Cecilia. Así fue como en el verano de 2000, se creó el Instituto de Órganos Históricos de Oaxaca A.C. basado en la experiencia combinada y las habilidades complementarias de estas tres personas.
Organistas vienen a Oaxaca para tocar los órganos.
En cuanto se difundió el éxito inicial del IOHIO y su creciente red de apoyo, algunos amigos organistas viajaron a Oaxaca, ansiosos por tocar estos instrumentos barrocos de estilo ibérico. En poco tiempo, los conciertos individuales se convirtieron en un Festival Internacional de Órgano y Música Antigua, que desde el año 2001 ha atraído a grandes artistas nacionales e internacionales, llegando a ser un prestigioso acontecimiento mundialmente reconocido.
La segunda prioridad del proyecto fue dirigida hacia la protección y conservación de los órganos no restaurados.
Estos instrumentos seguían bajo riesgo de destrucción, particularmente cuando ya no existía en la comunidad el recuerdo de su sonido o de su función, y mucho menos, la conciencia de su valor histórico. Por lo tanto, el equipo del IOHIO, con el apoyo del INAH Oaxaca, se dio a la tarea de realizar viajes de campo a las comunidades que aún tenían un órgano, con el fin de registrar las características históricas y técnicas y realizar los trabajos de conservación para documentar sus características históricos y técnicas y para llevar a cabo su aseo y conservación. De esta manera, el proyecto adquirió una dimensión no musical.
El IOHIO evoluciona y florece
En 2004, el IOHIO estableció una Academia de Música para enseñar piano y órgano a estudiantes de forma particular (y así financiar el proyecto) así como a jóvenes de los pueblos con órganos de manera gratuita. En el transcurso de cuatro años (2004 - 2008), casi 100 estudiantes tomaron clases de piano.
También en 2004, Edward Pepe dejó el IOHIO para trabajar como investigador y concertista independiente, mientras que Cecilia continúa dirigiendo el Instituto.
El Instituto de Órganos Históricos de Oaxaca es una asociación civil sin fines de lucro.
En 2017 el IOHIO se independizó financieramente y actualmente está apoyado por donaciones privadas, pero aún colabora con la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO) en diversos proyectos. Funciona en colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH, la institución federal encargada de la protección del patrimonio cultural), oficiales de las comunidades en donde se encuentran los órganos, las autoridades eclesiásticas a través de la Comisión de Arte Sacra, los directores e investigadores en los archivos de Oaxaca, e instituciones culturales municipales y federales.
Las actividades del IOHIO están apoyados por un Consejo Consultivo constituido por reconocidos organistas, organeros, musicólogos e historiadores.